viernes, 31 de mayo de 2019

Cuando el mar es música, cuando la música está en el mar


¿Quién no se ha sentado en la orilla del mar, ha cerrado los ojos y se ha abandonado al sonido-música de las olas? ¿Quién no ha cogido una caracola e inmediatamente se la ha acercado a su oído para escuchar el sonido del mar? ¿Y qué me dicen de aquellos marineros que hablaban del canto de las ballenas o del seductor canto de las sirenas? Todas son melodías que provienen de esa masa en movimiento, con su propio ritmo y compás, de lo más profundo.

Muchos han tratado de escribir su partitura, hacerlo sonar; pero hasta el momento no se ha podido igualar el misterioso, adormecedor, inquietante, bravo, melancólico y potente, sonido del mar.

Fuente inagotable para artistas, en todas sus facetas y por supuesto en la música, así como para poemas y canciones.

Ejemplos de ello lo encontramos en numerosas composiciones. Claude Debussy en su obra Le mer (La mar) nos transporta a un mundo de diáfana fantasía, cercano al trance, a la vaguedad del sueño; melodías que son siempre las mismas, pero permanentemente cambiantes, como el mar; evocando su magia, su carácter, su pureza.
No sólo Debussy, también Wagner en su ópera El Holandés Errante, en la que cuenta la historia de un barco fantasma que no puede volver a puerto, condenado a viajar siempre por los océanos del mundo; Mendelssohn a través de sus oberturas como Mar en calma y feliz o Camille Saint–Säens en su pieza El Acuario en la que nos traslada al mundo de las profundidades marinas.

LA MÚSICA DE LAS PROFUNDIDADES

El mar es un baúl con infinidad de secretos. La música de sus profundidades esconde enigmas como el hermoso canto de las ballenas jorobadas, como he comentado anteriormente.
Estos animales, que producen el canto más largo y complejo del mundo animal, pueden llegar a entonar canciones de hasta treinta minutos. Una ballena se puede comunicar desde Canadá con otra ubicada en Puerto Rico únicamente con sonidos dada su escasa agudeza visual y uso del olfato en el agua.
Las melodías de las ballenas despiertan numerosas emociones en el ser humano ya que existe una fuerte conexión entre su música y la nuestra, utilizamos las mismas leyes musicales. Las ballenas son seres tremendamente sociales, que al igual que el ser humano, cantan para expresar sus sentimientos.

Otro canto-música se lo designamos a las sirenas que, aun siendo imaginación de poetas de la Antigua Grecia, no debemos olvidar que inspiraron a muchos y que su canto ha acompañado e hipnotizado a marineros y pescadores a lo largo de los tiempos, un canto enigmático proveniente de las profundidades del océano, un canto que nos atrapa y nos acerca a nuestra esencia, el lugar del que todos venimos, el espacio en el que se inició la vida, el mar. 

El sonido del mar nos arrastra a nuestro origen, al útero materno, al canto de nuestros antepasados. Es por ello que el ser humano no se cansa de evocarlo, porque evocar el mar es evocar lo más profundo de las emociones humanas.

1 comentario:

  1. Bonito y profundo post. Añadiría la responsabilidad de su cuidado para seguir escuchando su música.

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